Doris Salcedo
Nació en Bogotá, Colombia en 1958. Gran escultora colombiana
quien basa su trabajo en la actual situación política de Colombia. En sus obras
utiliza muebles, las cuales eliminan su naturaleza familiar y dándoles un aire
de crueldad y horror. Estudió bellas artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano
en Bogotá. En 1984 cursa estudios de postgrado en la Universidad de Nueva York.
Después regresa a su país de origen y entre 1987 y 1988 dirige la Escuela de
Artes Plásticas del Instituto de Bellas Artes de Cali. Luego de haber tomado
este importante puesto obtiene una beca que le entrega la Fundación Guggenheim
y Penny McCall. Salcedo aprovecha esta gran oportunidad y con la beca sube su
popularidad. Se da cuenta de que es lo que quiere hacer como artista y se dirige
a las zonas más deprimidas de Colombia y entrevista y habla con familiares de
personas que han sido asesinadas por la violencia. De una u otra manera ella
utiliza estos testimonios y así crea sus obras. Algunas de sus obras son:
Atrabiliarias, Casa viudas, Tenebrae entre otros. Por ejemplo en Atrabiliarias
ella utiliza un mural compuesto por zapatos de mujer metidos en nichos y
cubiertos por una película translúcida, lo que le daba un toque especial a la
obra. Cada escultura que Doris Salcedo realiza tiene mucho significado al estar
relacionado con la situación actual de su país. Ella es la influencia de todos
los alumnos con los que ha tratado y a quienes ha intentado enseñar que el arte
es 10% inspiración y 90% sudor.
Fernando Pertuz
Fernando Pertuz. Este bogotano presentó en 2009 su obra Somos
estrellas. Allí mostraba ocho “estrellas” –como él las denominó– cargadas de
–pura– crítica política. Creaciones en torno al racismo, al homosexualismo, a
la diferencia de clases sociales, al gobierno estadounidense, también al
colombiano, y a la jerarquía militar, entre muchos otros temas. Una muestra
cargada de simbolismos y referentes. Fernando Pertuz, que se concibe a sí mismo
como un “artivista”, caracteriza el sentido de su arte como un trabajo de
resistencia. Considera, además, que su obra artística constituye una
intervención política de carácter estético.
Ludmila Ferrari
Esta mujer es el perfecto ejemplo de lo que puede ser una
artista a pesar de pertenecer al llamado “mundo del arte”. Y es que para ella primero
está su ética antes que su arte y las pretensiones sociales de algunos nuevos
artistas. Ferrari empezó con su obra –y trabajo de tesis– Práctica artística en
la grieta, que consistió en hacer una intervención, dividida en dos partes, en
torno a aspectos como la identidad y la representación en Ciudad Bolívar. Esta
artista tomó este espacio geográfico, no como un barrio de la capital con
problemas sociales y económicos, sino como un “cartucho” vivo que representa la
violencia de los últimos años en nuestro país. Sabia y rápidamente, Ludmila
pudo identificar que las personas que habitan este lugar son, en su mayoría,
personas que han sido desplazadas de sus casas y ciudades en otros lugares de
Colombia. Indígenas, campesinos y hasta desmovilizados, fueron los
protagonistas de la obra que la catapultó como una artista completa –y
compleja– en la escena artística de este país.
Carlos Granada Arango
Nacido en Honda, Tolima, en 1933, el pintor colombiano Carlos
Granada Arango realizó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de la
Universidad Nacional en Bogotá. Su trayectoria artística ha explorado la
manifestación de los problemas colombianos y ha llegado a centrarse en el
descubrimiento y desarrollo de un estilo impresionista, en el que se adentra en
lo típico dentro de un plano filosófico. El desarrollo de sus obras puede
observarse en las diversas exposiciones que ha presentado y en los premios a
los que se ha hecho merecedor.
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